Tres jugadores del Atlético Bucaramanga vieron la roja en partido frustrante tanto para los jugadores como para los hinchas.
No se sabe qué fue peor. Si la eliminación en su casa y sin contemplación de un Atlético Bucaramanga que no supo revalidar su favoritismo y liderazgo en las primeras 18 fechas en la Primera B, o la despedida del estadio 'Alfonso López' de una turba de aficionados que apostados en la tribuna sur la emprendieron contra un espectáculo deportivo, contra toda una ciudad.
Sí, el club leopardo, el equipo con una de las nóminas más costosas de la Copa Premier, y con todo el talento y capacidad para luchar un cupo a la final, perdió 0-1 ante un austero pero combativo Rionegro que encontró en el orden táctico la fórmula del éxito.
Tristeza produce ver como se pasa de un rendimiento superlativo que rondaba en el 70% en la primera fase del torneo, a un rendimiento en semifinales que apurado llega al 25% y con solo tres tantos marcados en cuatro partidos.
Pedrada al alma del hincha y a las expectativas de todo un colectivo que soñó con el triunfo en el primer semestre, pero que pareciera cansado de ganar.
Los yerros deportivos se pueden atribuir a la junta azaroza de varios aspectos entre los que se destacan la falta de madurez de algunos jugadores incapaces de responder cuando la responsabilidad significa no puntos, sino estrellas o ascensos, así como la coincidencia en el bajísimo nivel de varios hombres vitales en la escuadra del profesor Jesús 'kiko' Barrios justo en cuadrangulares, así como la lesión de Santiago Silvera.
Con esta peligrosa mezcla en su punto, el camino fue expedito para Cortuluá y Rionegro que con más hombres que nombres en sus plantillas le propinaron el primer gran revés al Atlético en su nueva etapa como equipo descendido del fútbol colombiano.
Sigue la tristeza, las explicaciones son insuficientes, varios de los maduros, de los 'curtidos' terminan expulsados en instancias definitivas y pensando en salirse de la cancha como si fuera la solución a una derrota. Y se repite la historia para un club que cumple 60 años y parece resignado a vivir de tumbo en tumbo haciéndole el quite a las alegrías y los trofeos.
Desde luego, se degusta de nuevo un trago amargo, pero a partir de mañana se empieza a escribir una nueva historia, y sólo deberá quedar un leve tufillo, pues a pesar de que faltan dos fechas en las semifinales, el club leopardo mira la gran final del año a disputarse en su segundo semestre.
Tristemente hay que aceptarlo. Por ahora, y por un largo rato la Copa Premier no será prioridad deportiva.
No se sabe qué fue peor. Si la eliminación en su casa y sin contemplación de un Atlético Bucaramanga que no supo revalidar su favoritismo y liderazgo en las primeras 18 fechas en la Primera B, o la despedida del estadio 'Alfonso López' de una turba de aficionados que apostados en la tribuna sur la emprendieron contra un espectáculo deportivo, contra toda una ciudad.
Sí, el club leopardo, el equipo con una de las nóminas más costosas de la Copa Premier, y con todo el talento y capacidad para luchar un cupo a la final, perdió 0-1 ante un austero pero combativo Rionegro que encontró en el orden táctico la fórmula del éxito.
Tristeza produce ver como se pasa de un rendimiento superlativo que rondaba en el 70% en la primera fase del torneo, a un rendimiento en semifinales que apurado llega al 25% y con solo tres tantos marcados en cuatro partidos.
Pedrada al alma del hincha y a las expectativas de todo un colectivo que soñó con el triunfo en el primer semestre, pero que pareciera cansado de ganar.
Los yerros deportivos se pueden atribuir a la junta azaroza de varios aspectos entre los que se destacan la falta de madurez de algunos jugadores incapaces de responder cuando la responsabilidad significa no puntos, sino estrellas o ascensos, así como la coincidencia en el bajísimo nivel de varios hombres vitales en la escuadra del profesor Jesús 'kiko' Barrios justo en cuadrangulares, así como la lesión de Santiago Silvera.
Con esta peligrosa mezcla en su punto, el camino fue expedito para Cortuluá y Rionegro que con más hombres que nombres en sus plantillas le propinaron el primer gran revés al Atlético en su nueva etapa como equipo descendido del fútbol colombiano.
Sigue la tristeza, las explicaciones son insuficientes, varios de los maduros, de los 'curtidos' terminan expulsados en instancias definitivas y pensando en salirse de la cancha como si fuera la solución a una derrota. Y se repite la historia para un club que cumple 60 años y parece resignado a vivir de tumbo en tumbo haciéndole el quite a las alegrías y los trofeos.
Desde luego, se degusta de nuevo un trago amargo, pero a partir de mañana se empieza a escribir una nueva historia, y sólo deberá quedar un leve tufillo, pues a pesar de que faltan dos fechas en las semifinales, el club leopardo mira la gran final del año a disputarse en su segundo semestre.
Tristemente hay que aceptarlo. Por ahora, y por un largo rato la Copa Premier no será prioridad deportiva.
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